El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado
en Alemania y en el Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del
Norte) a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su
característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en
un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda
constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a
que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y
al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en cada país
donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se manifiestan
distintas tendencias proyectándose también en todas las artes. En conclusión el
Romanticismo es una reacción contra el espíritu
racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:
§ La conciencia del Yo como entidad
autónoma y, frente a la universalidad de la razón dieciochesca, dotada de
capacidades variables e individuales como la fantasía y el sentimiento.
§ La primacía del Genio creador de un
Universo propio, el poeta como demiurgo.
§ Valoración de lo diferente frente a lo
común, lo que lleva una fuerte tendencia nacionalista.
§ El liberalismo frente
al despotismo ilustrado.
§ La originalidad frente a la tradición
clasicista y la adecuación a los cánones. Cada hombre debe mostrar lo que le
hace único.
§ La creatividad frente a la imitación de
lo antiguo hacia los dioses de Atenas.
§ La obra imperfecta, inacabada y abierta
frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.
Lo
que más distingue a los pintores románticos es su afición por reflejar el paisaje,
y en esa paisajística se suele intentar reflejar, como apunta Fritz
Novotny, el ‘infinito’ y lo ‘inconmensurable’; este extremo se halla implícito
tanto en las reflexiones de los teóricos, poetas y pintores como en los propios
cuadros... Lo dicho no significa, ni mucho menos, que los paisajistas del
período inmediatamente anterior (‘neoclásico’) no se percatasen de lo ilimitado
del paisaje ni trataran de expresarlo de alguna manera en sus obras; sin
embargo, en el clasicismo este sentimiento y esta actitud siempre se
encontraron limitados por la disciplina académica: la insistencia en los
detalles individuales no dejaba espacio para percibir de un modo cabal la amplitud
y la grandeza. En ese sentido se podría considerar a la paisajística romántica
como una continuación y un complemento del paisaje clasicista, desde el momento
en que el propio concepto de ‘paisaje’ es en sí mismo ‘romántico’. El
paisajismo romántico revista las siguientes cualidades:
a) Expresar de
forma sencilla la monotonía y la inmensidad de los elementos de la naturaleza
b) Nueva actitud del
ser humano ante el mundo natural; más que intentar dominarlo, se adopta un
papel contemplativo.
Uno de los pintores más destacado en la pintura fue Friedrich, quien
creo La Luna saliendo a la orilla del Mar.
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